Autocompasión: Un Escudo Vital para el Bienestar del Terapeuta Humanista

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Cómo mantener una conexión real sin arriesgar la salud mental propia


En el exigente campo de la terapia humanista, donde la autenticidad y la empatía son pilares fundamentales, los profesionales se enfrentan a un riesgo significativo de agotamiento emocional. La naturaleza misma de su trabajo, que implica conectar profundamente con el sufrimiento ajeno, puede llevar a la exposición a traumas vicarios y a la sobreidentificación con los problemas de los clientes. En este contexto, la autocompasión emerge como una herramienta crucial para proteger el bienestar del terapeuta y, por ende, su capacidad para brindar una ayuda efectiva.

El agotamiento en terapia y la autocompasión como antídoto

Los terapeutas humanistas, al utilizar su «ser auténtico» como instrumento terapéutico, se exponen a un desgaste emocional considerable. La inmersión en las experiencias de los clientes puede generar una resonancia emocional profunda, lo que, si no se maneja adecuadamente, puede desembocar en el agotamiento.

La autocompasión, definida como la capacidad de tratarse a uno mismo con amabilidad y comprensión, en lugar de juicio y crítica, se presenta como un factor protector esencial. Al cultivar una actitud de auto-cuidado, los terapeutas pueden mitigar el impacto del estrés y mantener su equilibrio emocional.

Componentes de la autocompasión

  • Auto-amabilidad: Implica adoptar una actitud de gentileza hacia uno mismo, ofreciéndo a uno mismo la misma consideración positiva incondicional que se brinda a los clientes.
  • Humanidad Común: Reconocer que el sufrimiento y las dificultades son experiencias universales, compartidas por todos los seres humanos. Esto ayuda a disminuir la sensación de aislamiento y a aceptar los propios errores como parte del proceso de crecimiento.
  • Atención Plena (Mindfulness): Estar consciente de las propias necesidades físicas y emocionales, permitiéndose momentos de descanso y recuperación.

La importancia del equilibrio

Los terapeutas deben recordar que no pueden dar de una «taza vacía». Es fundamental establecer límites saludables, priorizando el autocuidado para poder ofrecer una presencia terapéutica auténtica y efectiva.

La autocompasión no es un acto de egoísmo, sino una necesidad para los terapeutas humanistas. Al cultivar esta cualidad, pueden proteger su bienestar, prevenir el agotamiento y mantener su capacidad para brindar una ayuda compasiva y efectiva.



Traducción y adaptación del artículo original Protecting your best asset: Self-compassion for highly sensitive people escrito por Ryan Wright para el Newsletter de la Sociedad de Psicología Humanista en julio del 2021.

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